Golem by Mario Cantú

Golem by Mario Cantú

autor:Mario Cantú
La lengua: spa
Format: epub
Tags: fiction, teatro, Malaletra, Epub, ebook, Mario Cantú, ficción, dramaturgia, literatura
ISBN: 9786078176175
editor: Malaletra
publicado: 2012-09-16T00:00:00+00:00


MARTÍN: Por favor, desáteme, le juro que me voy en seguida para dejarlo con su investigación.

ACOSTA: ¿Dónde están las libretas?

MARTÍN: Yo no sé nada, yo sólo vine a impedir que usted se suicidara.

ACOSTA: Yo no me puedo suicidar, soy policía. Yo no pude haber matado a una niña, soy policía. ¿Dónde está la niña? Aquí no hay... esto no cuadra. ¿Qué libretas? ¿Dónde están? Aquí dice una libreta verde y aquí una libreta roja...

MARTÍN: Señ... coronel, ¿le pasa algo?

ACOSTA: El código de auxilio.

MARTÍN: Sí, usted nos marcó para pedir ayuda, estaba muy angustiado, sentía una culpa terrible.

ACOSTA: Lo tengo en el brazo.

MARTÍN: ¿Podría soltarme?

ACOSTA: El código de auxilio...

MARTÍN: Usted hizo algo terrible, pero la muerte no es la solución.

ACOSTA: Estoy en problemas, estoy pidiendo ayuda.

MARTÍN: Usted se iba a suicidar por remordimiento. Pero es mejor entregarse a las autoridades y que la justicia haga lo suyo.

ACOSTA: La Línea del Suicida no existe, el suicidio es un acto cobarde y yo soy un policía.

MARTÍN: ¿No recuerda la llamada? ¿No recuerda nada? ¿Tiene problemas con la memoria?

ACOSTA: Yo no tengo problemas de memoria, soy un policía.

MARTÍN: Una niña de tres años. Las cosas se salieron de control, un accidente.

ACOSTA: Qué accidente ni qué la chingada.

MARTÍN: Un acto como ése le puede bloquear la memoria.

ACOSTA: Tú la mataste, y yo te atrapé, eso es. Yo soy un policía que está cumpliendo con su deber. ¿Dónde está el cadáver, hijo de puta? ¿Dónde la escondiste?

MARTÍN: Yo no traigo sangre, usted sí.

ACOSTA: Yo traigo la sangre porque la cargué en mis brazos, murió en mis brazos. Y luego te agarré a ti, hijo de la chingada.

MARTÍN: ¿Y entonces dónde está el cuerpo?

ACOSTA: No me acuerdo, no me acuerdo.

MARTÍN: ¿Lo ve? Le falla la memoria, le fallan los nervios, estuvo a punto de suicidarse. Le prometo que yo daré mi testimonio para que no lo metan a la cárcel y que lo internen en un psiquiátrico.

ACOSTA: ¡Que yo soy la ley! Vamos a reconstruir los hechos. Yo respondí a la llamada de auxilio, entré y vi a la niña moribunda, la cargué en mis brazos y antes de poder hacer nada, murió. Entonces bajé hasta aquí y te atrapé.

MARTÍN: Pero yo no tengo sangre. ¿Dónde está el rastro de sangre?

ACOSTA: ¿Por qué me lo puse en el brazo? ¿Dónde están las libretas? La Línea del Suicida no existe.

MARTÍN: Hable por teléfono y verá. Apunte el número. Ahí en la mesa hay un marcador.

ACOSTA: ¿Cómo sabes que hay un marcador?

MARTÍN: Lo estoy viendo.

ACOSTA: ...

MARTÍN: Apúnteselo en la mano para que no lo vaya a olvidar: ochenta y tres, quince, cero-cero, cero-cero.

ACOSTA: ¿Dónde hay un teléfono?

MARTÍN: Usted no está bien, entréguese, no cometa otra locura.

ACOSTA: La niña debe estar allá.

MARTÍN: ¡No salga!

Click.

ACOSTA: ¡Policía! ¿Quién está allí?

MARTÍN: No hay nadie más.

ACOSTA: ¡Identifíquese! ¿Quién apagó la luz?

MARTÍN: ¿Cuál luz? La luz sigue encendida. ¿Se siente bien?

ACOSTA: Quien sea, no intente nada, estoy apuntando.

MARTÍN: Yo lo estoy viendo, aquí hay luz.

ACOSTA: ¿Me crees un pendejo? Alguien apagó la luz. Encienda la luz y salga con las manos donde pueda verlas.



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